Turistas pro chiringuitos

La primera operación salida de la Dirección General de Tráfico (DGT) ha sido el pistoletazo de salida para que miles de turistas de toda España y del extranjero arriben a las costas andaluzas.

 

El «indulto» veraniego que Costas ha dado a los chiringuitos les permitirá disfrutar de estos negocios que se han convertido en parte del paisaje del litoral y que son marca de una oferta turística diferenciada. Muchos de ellos han asistido desde sus lugares de origen la polémica que aún se cierne sobre el futuro de estos establecimientos. ABC ha querido pulsar su punto de vista ante un conflicto que en Andalucía ha tenido una importante repercusión y que ha traspasado más allá de Despeñaperros.

Pedregalejo es uno de los barrios señeros de Málaga capital. Su paseo marítimo acoge a numerosos chiringuitos que son el objetivo de los turistas que se refrescan en la playa. Nati Rodríguez es una de estas personas. Natural de León, se encuentra en la ciudad malagueña por motivos de trabajo y la sorprendemos degustando varios platos de pescado en compañía de dos amigos.
Su opinión ante el conflicto es muy clara: «La postura del Gobierno es excesiva, sobre todo si tenemos en cuenta que tiene sobre la mesa problemas como el de las construcciones ilegales que, desde mi punto de vista, son más urgentes».
Junto a ella se encuentra Arantxa, una donostiarra que se considera «una boquerona» que no puede reprimirse y afirma que «a mí me da mucho coraje, hasta me he apuntado en «Facebook» a una comunidad de apoyo a los chiringuitos».
Ambas consideran que esto es establecimientos «tienen un carácter etnológico, ya forman parte del paisaje y de la cultura del pueblo. Representan una forma de vida».
El tercer comensal de la mesa se llama Manolo y es sevillano. Cuando se le pregunta por la polémica, se muestra contundente: «Creo que hay poco debate en este asunto. No sé ni cómo se les ha podido ocurrir plantearse algo así, con derribos y traslados».
Oferta diferenciada
Este turista, que también se opone al derribo de los Baños del Carmen, un centenario balneario a pie de playa que divide el paseo marítimo del distrito Este de Málaga, considera que los chiringuitos son «los que hacen que Andalucía tenga una oferta turística distinta. Si no hay elementos diferenciadores de otros destinos como Grecia y Turquía, ¿qué va a impedir a los extranjeros optar por estos lugares?», se pregunta.
Arantxa incide en esta importante cuestión y señala que «lo que buscan los turistas es la cercanía a la playa, el olor a espetos o el poder beberte una cerveza en chanclas y con el bañador mojado». Una opinión que también comparte María Rodríguez, una madrileña que acaba de llegar a Málaga en compañía de su familia. Con sus hijos pequeños camino de la playa, remarca el componte de tradición de estos establecimientos y asegura que «si desaparecen, es muy probable que muchos cambiemos de lugar de vacaciones».
Los turistas se alinean a favor de los chiringuitos. Para ellos son un aliciente más en la época de estival. Desde la cercana lejanía de este mundo globalizado, han hecho suyo el componente cultural que rodea a estos negocios y tienen claro que, como afirma Manolo, «una playa sin chiringuitos, es como un campo sin flores».

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