Ofensiva de Costas

 La Demarcación de Costas continúa con su particular campaña contra chiringuitos, merenderos y restaurantes de las playas valencianas. Tras la amenaza de multas desorbitadas a ocho establecimientos de Pinedo y El Saler, ahora le llega el turno a los catorce locales de la Malvarrosa, que no podrán exceder de 150 metros cuadrados de superficie útil, lo que condena a la desaparición a sus populares terrazas. Una nueva y sorprendente interpretación de la norma por parte del organismo gubernamental obligará a cerrar unas instalaciones que dan servicio a miles de ciudadanos. Este cambio de criterio en la Demarcación de Costas crea una inseguridad jurídica totalmente impropia tratándose de una Administración pública. La exigencia en el cumplimiento de las normas higiénico-sanitarias y medioambientales debe ser escrupulosa, al tratarse de un espacio público especialmente sensible y de uso masivo. Pero este repentino giro que ha dado el citado organismo pueda dejar a Valencia sin una actividad de restauración de la que disfrutan el resto de comunidades costeras de España, en una nueva situación discriminatoria que atenta contra la unidad del mercado y que exige una explicación por parte de los responsables de tan sorprendente actuación.

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