Entrevista a Manuel Villafaina
El portavoz de los chiringuiteros asegura que las licencias están en trámites de resolverse y pasa revista a la situación del sector
Hace apenas un año, los chiringuitos eran casi cuestión de Estado. Su situación se discutía en los hemiciclos y los escaños de las plazas. El presente parece menos convulso. Manuel Villafaina, representante del gremio en Málaga, habla de principio de solución, de un verano, al fin, con concesiones para todos. O casi.
–¿La Semana Santa ha sido también milagrosa para los chiringuitos?
–Ha sido realmente buena. Hacía años que no teníamos una semana completa, sin lluvias. En los días previos ya se notó la afluencia. Además, se prolongó hasta el domingo, porque el lunes es fiesta en muchas comunidades autónomas. Me alegro también por los hamaqueros, que por fin han podido trabajar después de meses difíciles.
–¿La arena ha respondido o los turistas han estado generosos?
–La arena, salvo excepciones menores, estaba en muy buen estado. Los ayuntamientos y Costas han puesto toda la carne en el asador, pese a la dureza del invierno. Esperemos que no haya temporales de levante en mayo. Lo bueno es que las lluvias han traído arena de los arroyos y los ríos.
–¿Han arreglado lo suyo con la administración?
–Las concesiones están en vías de resolverse. Un veinticinco por ciento de los chiringuitos ya cuentan con ellas y el resto está en trámite. Supongo que todas estarán resueltas antes del verano, aunque si quedase alguna no habrá problema, se firmaría la autorización y se seguiría con el proceso.
–¿Y las sanciones? ¿Se ha decretado la indulgencia plenaria?
–Las sanciones se están revisando pueblo a pueblo. Es un tema complicado, porque nos hemos encontrado con trámites mal iniciados por parte de la antigua directiva de la asociación. Se requiere voluntad política, que los ayuntamientos respondan. Al fin y al cabo, nosotros somos simples explotadores de la concesión que les otorga Costas.
–¿Ellos fueron los que vulneraron la ley?
–El tema es complejo. Le pongo un ejemplo. Un chiringuito contrata con un ayuntamiento cien hamacas y Costas le multa porque el número es excesivo. Nosotros no podíamos hacer nada porque era lo que teníamos contratado.
–¿Qué se ha ganado y qué se ha perdido con la batalla?
–En algunos casos, significa reducir el espacio, pero eso es lo que menos nos interesa. Si nos dicen 180 metros nos parece muy bien. Lo que queríamos es seguridad jurídica. Sin ella no podíamos crecer ni invertir para mejorar nuestros negocios.
–¿Se acabó el conflicto?
–Tenemos un acuerdo con Costas y eso es lo importante. Lo malo es que la administración a veces es muy lenta. Los ayuntamientos también tienen parte de culpa por no hacer las cosas a tiempo. Los chiringuitos buscan la comodidad del turista y necesitan estar abiertos todo el año. Sacarlos de la arena significa eliminarlos, convertirlos en restaurante.
–No se quejarán de apoyo popular…
–En absoluto. Fue una grata sorpresa descubrir a tanta gente, de la provincia y del resto del país, que se implicó e interesó por el futuro de los trabajadores de los chiringuitos.
–¿Qué opinión le merece el jefe de Costas? ¿Le invitaría a una ración de espetos?
–Tenemos una relación buena. En este momento, trabajo con él en muchos asuntos. Está poniendo todo de su parte. Sin duda, la Demarcación de Costas se ha puesto las pilas.
–¿Se arrepienten del periodo de movilizaciones?
–No, aunque es cierto que, durante algunos momentos, no fue lo más adecuado. Más bien un error. Sobre todo, a partir de la puesta en marcha de la mesa de las negociaciones y de que todos los políticos manifestaran su apoyo, tanto en el Parlamento como en declaraciones públicas. Entre ellos, la propia ministra.
–¿Qué cambios necesitan adoptar los chiringuitos para aumentar la calidad del destino?
–La innovación para el chiringuito es sinónimo de buen servicio y profesionalidad. Estamos pensando en incorporar nuevas prestaciones como parques infantiles o equipos de fisioterapia, pero lo básico es que el cliente se sienta cómodo.
–¿En qué aspectos ha evolucionado la demanda?
–Antes era de corte más familiar. Ahora se ha profesionalizado. Lo básico es la calidad del servicio, ése es nuestro camino. Lo que ocurre es que con una situación de inestabilidad jurídica y sin concesiones administrativas era más difícil dar el salto.
LUCAS MARTÍN. MÁLAGA
La Opinión de Málaga – 09-04-201