Los merenderos y el desarrollo de la Costa del Sol
El incipiente desarrollo de la Costa del Sol, que podemos fechar en 1953 con el nacimiento del hotel Marbella Club, tiene en los finales de los años 50 un nombre propio: el Hotel Pez Espada. Santo y seña de los orígenes de la Costa del Sol, pronto el establecimiento hotelero se convirtió en punto de encuentro de famosos y mandatarios de todo el mundo. El Pez Espada no fue el primer gran hotel de Torremolinos, sino, con el referido Marbella Club, de todo el litoral español.
Durante su primera estancia en Torremolinos, para grabar con su ex marido Vadim ‘Los joyeros del claro de luna’, Brigitte Bardot había convulsionado la entonces barriada malagueña con sus desnudos integrales en la playa, si bien no fue la primera mujer en tomar el sol en ‘top-less’ en el litoral malagueño, mérito que Luis Callejón atribuye a Gala, mujer de Dalí, que estuvo hospedada unas semanas en el famoso Castillo del Inglés, lo que posteriormente fue el Castillo de Santa Clara.
BB retornó a Málaga y a la Costa del Sol en numerosas ocasiones tras su primera película, y en varias de ellas se alojó en el Pez Espada, y alguna que otra vez apareció en la histórica sala de fiestas ‘El Mañana’, pionera de la marcha en los años 50.
Eran pocos los merenderos que existían en los balbuceos turísticos de una costa que no se llamaba de ninguna forma hasta que fue bautizada desde SUR como ‘Costa del Sol’, aunque sí eran habituales, en Torremolinos sobre todo, que en las casas de los pescadores hubiese habilitadas pequeñas y humildes estancias con apenas un par de mesas de madera y unas cuantas sillas en las que se podía tomar pescaíto frito y vino. La cerveza apenas si existía, porque no se puede olvidar que fue Santiago quien instaló el primer grifo de cerveza a presión, ‘cañas’, en el merendero Marymar en los inicios de los 60. Refiere Callejón, vinculado al Pez Espada desde sus comienzos, que en aquellos años era típico que tras cenar en el referido hotel, famosos y turistas llenaban ‘El Mañana’ y acababan las largas noches con un desayuno más que peculiar: pescado frito con vino tinto en las casas de pescadores de La Carihuela, Montemar o El Bajondillo.
La incipiente industria ‘chiringuitera’ comienza a despegar conforme lo hace la propia Costa del Sol y se convierte desde sus inicios en el punto de referencia y de distinción respecto a otras zonas del litoral español, donde este fenómenos llegó muy posteriormente.
Los primeros merenderos de Torremolinos tienen dos apellidos ilustres y aún hoy se mantienen abiertos: los de Cerdán, Tudela y Márquez, con nombres tan históricos como Casa Antonio o La Cabaña de Paco… Junto a ellos el Tropicana será el primer hotel en utilizar la playa como punto complementario de la propia oferta del hotel, hasta el punto de que cuando se hizo el paseo marítimo torremolinense, el entonces responsable de Costas, Luis López Peláez, tuvo que negociar el derrumbe del merendero de playa del referido hotel a cambio de una nueva ubicación porque imposibilitaba el desarrollo de la obra.
Santiago en Marbella, los Cerdán, Márquez y Tudela en Torremolinos, los Antonio Martín, Casa María (la familia Manzano) y Casa Pedro eran los principales merenderos de una costa en la que comenzaba a levantarse un verdadero imperio turístico. Los ‘chiringuitos’, así, asumen un papel complementario de primera importancia desde el nacimiento de la industria y contribuyen decisivamente en su desarrollo y diferenciación.
Posteriormente llegarían Playamar, con Villafaina y Sierra, y Norberto del Castillo en Fuengirola, y tantos y tantos otros.
Mientras, la Bardot seguía liándola por Málaga y Torremolinos, lugar que decía era el ‘Saint Tropez español’. Sus apariciones en la playa eran verdaderos acontecimientos, y su amor por el ‘gazpachuelo’ también. Si la arena hablara…