Las playas de Marbella: luciendo palmito entre la 'jet set'
La costa marbellera tiene 27 kilómetros de extensión entre los cuales se reparten 24 calas llenas de servicios y comodidades, actividades y eventos y, ahora, claro, medidas de seguridad anti-Covid.
Donde hubo fuego, siempre quedan rescoldos. Esto, que normalmente nos decimos en el insomnio de mitad de la madrugada, cuando estudiamos la foto de perfil de Whatsapp de nuestros ex y resistimos a duras penas enviarles un “ola ke ase?”, bien vale para la ciudad de Marbella.
Puede que la localidad costasoleña por excelencia no sea hoy la que un día fue, pero que continúa representando el buque insignia del turismo en la provincia es casi indiscutible. Aun con potentes competidores que llevan tiempo apretando fuerte para adelantarla por la derecha como es Málaga capital, Marbella mantiene con dignidad un aura mítico y legendario de glamour que es como un faro para numerosos turistas y visitantes.
Pero, además, dispone de elementos inherentes que la hacen un municipio donde pasar unas vacaciones nada desdeñables. Una de estas características es su estupenda costa, con unas playas, como diría un pijo de los años 90, ideales; para cualquier gusto que se precie y repletas de servicios, comodidades y actividades.
La cantidad de arenales con los que cuenta Marbella daría para una versión costera de la larga lista de los reyes godos. Y aunque esta es una referencia que los millennials no van a pillar, porque los jóvenes nunca saben nada de nada y porque está dirigida a los más veteranos de la casa, sirva para hacernos una idea de la gran cantidad de calas que se reparten a lo largo de la línea costera de este municipio: 24 en 27 kilómetros.
Para quitarnos la lista de encima lo antes posible, las reseñamos todas ya, cada una con su localizador para que nadie se pierda, y seguimos escribiendo sobre lo que encontraremos en esta costa que, en realidad, lo adelantamos ya, es cualquier cosa.
Cojan aire y traten de recitar la lista de las playas de Marbella de carrerilla a ver qué tal: de oeste a este encontramos las playas de Guadalmina, Linda Vista, San Pedro de Alcántara, Cortijo Blanco, Nueva Andalucía – El Duque, Puerto Banús, Río Verde, El Ancón, Nagüeles, Casablanca, La Fontanilla, El Faro, La Venus, La Bajadilla, El Cable, El Pinillo (next stop, El Pinillo), El Realejo, Los Monteros, El Alicate, Real de Zaragoza, La Víbora, Las Chapas, Las Cañas y Cabopino.
¿Qué, cómo lo ven? Marbella, entre Estepona y Mijas, baraja un extenso litoral donde sus visitantes y vecinos pueden acudir sin miedo a equivocarse. Un polo de atracción desde no hace pocas décadas y que han arropado en sus cálidas arenas a cualquiera que ha querido coger un bronceado de calidad entre la ‘jet set’ patria e internacional.
Playas para todos, todas y todes
¿Les gustaría practicar el nudismo bajo el gratificante y un 5% más calentito sol marbellero? Pues que sepan que en Marbella pueden hacerlo en la playa de Artola también conocida como Cabopino (de hecho, nosotros ya pergeñamos un reportaje sobre las playas naturista de la provincia donde las pormenorizamos todas).
¿O tal vez les apetece ir con su mascota a disfrutar del agua del mar y la arena porque no hay nada que huela mejor que un perro mojado? Pues en la costa de Marbella se ofrecen dos calas, las de Ventura del Mar y El Pinillo, en las que está permitido el baño de los seres humanos acompañados de sus hijos perrunos (ah, por cierto, aquí en EL ESPAÑOL de Málaga también escribimos hace unas semanas sobre todas las playas caninas con las que cuenta nuestra provincia.
Que nos da por querer jugar al golf un rato antes, la opción es clara: la playa de El Realejo, situada entre El Pinillo y la urbanización Los Monteros, ya que en ella, casi llegando al agua, localizamos el campo de golf Río Real, con hotel incluido. Aunque si preferimos un hotel 5 estrellas Gran Lujo, el Hotel los Monteros está también muy cerca, siendo uno de los espacios más exclusivos de la Costa del Sol.
Ya lo ven: playas para todos y todas y todes los gustes nos esperan en el litoral marbellí. Para el nudista, para el amante de los animales, para el golfista, para el golfo, para el adinerado…, o para las familias, que pueden ir con sus bártulos a playas urbanas como La Fontanilla, o más recónditas como las de La Víbora, Las Chapas o Las Cañas… Calas humildes confrontadas a otras donde el postureo marca su ley. Únicamente hay que escoger la zona que mejor se adapte a nuestras preferencias.
Diversión y tranquilidad, o una combinación de ambas
Tal vez de lo único que no se disfrute en las playas marbelleras sea de una excesiva soledad, pero hasta esto es relativo: con tan larga extensión siempre hay huecos con mayor o menor grado de aislamiento, arenales tranquilos para quien sepa buscarlos.
Lógicamente, si nos vamos a la cala urbana de El Faro vamos a estar rodeados de cuerpos (que mantienen, eso sí, claro, la distancia de seguridad impuesta por la Covid en sus escuetos 200×30 metros donde caben 300 hamacas en un auténtico Tetris nivel Dios…), pero si nos vamos a la playa de El Alicate estaremos mucho más tranquilos. El Alicate es un pequeño remanso de paz donde relajarse hasta que no aguantemos más y agarremos nuestros móviles con desesperación para ver qué es la última chorrada que han colgado en las redes sociales nuestros amigos y enemigos.
Ya decimos que hay de todo en las playas de Marbella: ¡pero si hasta ofrecen acceso a yacimientos arqueológicos! En el entorno de Guadalmina, por ejemplo, encontramos unas termas de origen romano del siglo III conocidas popularmente como Las Bóvedas.
Amén de todas las torres defensivas que surgen de la arena repartidas a lo largo del litoral marbellí que convertirán un día playero estándar en una aventura del saber histórico (eso sí, siempre embadurnados en la debida protección solar, seamos prudentes que un melanoma no es cosa de risa).
La aprobación de las banderas azules
La calidad de las calas marbelleras brilla con especial claridad en aquellas donde sobre sus aguas ondean con orgullo lo que muchos (yo) denominan los Goyas de la Arena: las famosas banderas azules que atestiguan la calidad de una playa en cuanto a servicios (alquiler de sombrillas, hoteles, clubs, chiringuitos…), respeto medioambiental, limpieza, equipamiento, completas instalaciones adaptadas a personas con discapacidad y, sobre todo, una calidad del agua excepcional.
Este segundo verano de la Covid el litoral de Marbella ha sido agraciado con este reconocimiento en varias de sus arenales: en los de Casablanca, El Cable, El Faro, el de Puerto Banús-Levante, Guadalmina, La Venus, La Bajadilla y El Alicate. Un sello que también ha logrado el puerto deportivo de la ciudad.
Todas estas playas cuentan con fáciles accesos tanto a pie como en coche, y algunas, como la cinematográfica Casablanca reúne sobre su arena oscura más de 1.500 hamacas, lo que la convierte en una cala bastante concurrida, aunque genial para familias que quieran pasar un día churruscando a los niños bajo el sol.
Además, como decíamos al principio, las costa marbellera es conocida por arropar eventos. Un ejemplo de ello sería la playa de El Cable donde se viven, sobre todo durante los veranos, torneos de voley playa, concursos de castillos de arena, etc., lo que la hace muy entretenida. Aunque, obviamente, de nuevo esta temporada alta no será tan entretenida, nos tememos.
Chiringuitos marbelleros con un puntito
Comer bien en Marbella y no salir escaldado es sencillo gracias a la extensa red de restaurantes y chiringuitos a pie de arena con los que la ciudad atrae a los amantes del buen yantar marinero. Antes de reseñar algunos de estos locales, decir que ya sabemos que no están todos, que faltan muchísimos, así que no es necesario que nos lo indiquen en los comentarios, gracias. Aunque si quieren recomendar alguna opción donde comer en Marbella, adelante: el conocimiento se ha de compartir.
Comenzamos con El Chiringuito del club Puente Romano. Con un nombre tan original, este local se complementa con una oferta de lo más variopinta que abarca todo tipo de diversiones, incluidos bares para tomar una copa o un cóctel antes o después de comer. La oferta es tremendamente variada y hay una opción para cada ocasión: cafeterías donde charlar, hamacas donde relajarse, locales de tapas, ‘sushi bar’, elegantes restaurantes… Ya sea de día o de noche.
Otro local, éste más clásico y cercano a lo que supone el chiringo de toda la vida, es La Lonja. Localizamos este restaurante junto al puerto de Cabopino y ofrece una carta variada donde el pescado es el rey con sus grandes clásicos: espetos, arroces, frituras, etc. Bajo un gran servicio, La Longa también organiza eventos y ofrece tumbonas en la arena.
Para finalizar, el restaurante Club 200, donde se nos ofrecen pescados y mariscos al tiempo que una carta tradicional mediterránea. Platos de temporada y de mercado basados en la frescura de las capturas del día. Algo que disfrutar sentados frente al mar, en su gran terraza, y regados con caldos seleccionados que, al final de la comida, nos harán ver la vida de un modo mucho más dulce de lo habitual.