Chiringuitos, en la senda de la legalidad

La caña y el espeto de sardinas saben distintos con los pies en la arena y la brisa del mar en la cara. Por eso, los chiringuitos se convierten durante el verano en establecimientos casi imprescindibles. Lo que no agrada tanto a sus usuarios es que los antiguos merenderos hayan crecido tanto que ahora nublen el paisaje costero. En Andalucía hay 712  chiringuitos contabilizados por la Junta, de los cuales solo 233 están regularizados, lo que supone prácticamente uno de cada tres establecimientos ubicados en el litoral andaluz. Los demás, están en proceso de obtener los permisos, o se los han denegados.

En 2011, la Junta asumió las competencias —transferidas por el Gobierno central— para regularizar este modelo de negocio. En dos años se ha duplicado el número de establecimientos que han normalizado su situación, han pasado de un 15,5% a un 35%. Ahora, en el mapa de chiringuitos aprobados por la Junta, Málaga concentra el 52% de todos los establecimientos regularizados a pie de playa, seguida de Cádiz (23%), Huelva (10%), Almería (9%) y Granada (6%).

El inventario elaborado por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente detalla que se han recibido 657 solicitudes de concesión administrativa, de las que prácticamente la mitad se han resuelto y el resto se encuentran aún en fase de tramitación. El consejero del ramo, Luis Planas, dijo esta semana que la mayoría de los expedientes en tramitación —un 60 %— están pendientes por la “deficitaria documentación aportada”.

La Costa del Sol, que aglutina la mayoría de los chiringuitos de la comunidad, presenta una situación “especialmente compleja” con autorizaciones concedidas en base a la antigua ley de Costas de 1980. En consecuencia, existe una mayor dificultad para abordar la renovación de las concesiones ya que una parte de estos negocios supera la superficie máxima, establecida en 150 metros cuadrados, o incumplen las distancias mínimas entre establecimientos que se recogen en el nuevo reglamento y que están fijadas en 200 metros.

En este punto precisamente es donde los empresarios piden una mayor flexibilidad por parte de la Junta. El presidente de la Federación de Propietarios de Negocios de Playa de Andalucía (FaePlaya), Norberto del Castillo, pone como ejemplo la localidad de Fuengirola (Málaga) donde hay bastante más población que en otros municipios y, sin embargo, se le aplica las mismas condiciones que a los de menor densidad de habitantes.

“En las zonas urbanas con costa, la Administración tendría que ser más permisiva en cuanto a la distancia entre negocios ya que hay más personas que acuden a las playas”, asegura Del Castillo. “Aunque el espacio entre chiringuitos sea algo menor se les debería permitir porque, en definitiva, están generando riqueza y el espacio de más no supone ninguna exageración”, añade este empresario.

No obstante, los dueños de estos restaurantes de playa, que reclaman mayor celeridad a la Administración para resolver los registros, quieren esperar a que concluyan las negociaciones abiertas con la Junta para dar nuevos pasos. Ambas partes se han dado de plazo hasta prácticamente finales de año para cerrar un acuerdo respecto al nuevo reglamento. La consejería ha impulsado una “estrecha colaboración” con los Ayuntamientos y los empresarios para consensuar las formas posibles “y jurídicamente viables que permitan reconducir la situación”, ahondó Luis Planas.

La Junta se muestra “bastante satisfecha con los avances realizados desde que asumió las competencias” en esta materia. “Los expedientes que pasaron de manos del Gobierno central al autonómico, hace algo más de dos años, tenían una prolongada e injustificada demora”, detallan fuentes de la Administración regional. En este periodo se han tramitado 2.740 expedientes de instalaciones en la zona de dominio público marítimo-terrestre, de los que más de la mitad eran autorizaciones y casi un millar eran concesiones.

Entre los chiringuitos que estrenan espacio e imagen este verano se encuentran cinco ubicados en las playas de la capital malagueña. Las obras fueron paralizadas inicialmente porque la nueva estructura —autorizada por el Ayuntamiento— suponía, para vecinos y Junta, un fuerte impacto en la playa de La Malagueta. Cada uno de estos cinco propietarios ya había invertido cerca de 500.000 euros en renovar su negocio y, tras llegar a un acuerdo con el Consistorio, se ha procedido a reducir levemente las chimeneas de cada estructura y eliminar las terrazas superiores que se iban a destinar a zona de copas para que puedan abrirse al público.

Casi 40.000 empleos directos

Los cerca de 900 chiringuitos instalados en el litoral andaluz, según las cifras que comparten sindicatos y empresarios, darán empleo directo este verano a casi 40.000 personas. “Trabajo precario, de media jornada, o por horas pero que muchos desempleados necesitan porque saben que así tienen unos ingresos asegurados”, señala Gonzalo Fuentes, responsable de Turismo y Comercio de CC OO en Andalucía. Los dueños de estos establecimientos refuerzan estos días sus plantillas hasta el punto de duplicar, en algunos casos, el personal contratado para atender a la clientela. El sector pasará un verano “bastante regular porque la falta de mercado nacional va a mermar nuestra cuenta de resultados, especialmente en aquellas provincias como Huelva o Almería que dependen más del turismo español”, según detalla el presidente de la Federación Andaluza de Empresarios de Playa, Norberto del Castillo. Málaga y Granada, que reciben más extranjeros, podrían incluso registrar mejores datos respecto al verano de 2012.

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