Bañista en Andalucía con mascarilla en la playa: «Es muy molesta, sobre todo con el calor, pero hay que llevarla»

Playa del Bombo de Mijas. Apenas han pasado 40 minutos desde que el servicio de socorristas comenzó su turno. Bandera verde, mascarillas y ya van al menos tres usuarios a los que han tenido que recordar que se tienen que poner estar prenda de forma obligatoria, si no están en la sombrilla o en la zona de baño. «Normalmente los usuarios la llevan, pero ya hemos tenido que regañar a algunos que no la estaban usando», asegura Pablo Montijano, uno de los socorristas que vigilan esta playa, mientras una pareja con sus dos hijos baja a la playa cargados con los juguetes para la arena, sillas, sombrillas y la mascarilla puesta.

Al igual que los niños que llenan botellas de agua en la fuente, blancos por la crema protectora y con las mascarillas salpicadas por las gotas. «Lo normal es que la gente cumpla con la normativa. Casi todos los usuarios han llegado con sus mascarillas, para después quitársela cuando están instalados», señala Montijano, que define la situación de una madre con su hijo que estaban descargando en el aparcamiento cercano. Mientras el «gorrilla» con sus vías respiratorias cubiertas, cobrara el preceptivo euro por la plaza, se pusieron su mascarilla, que se quitaron cuando ya estaban instalados en la arena.

Es una imagen extraña. Bañador y mascarilla. «Es muy molesta, sobre todo por el calor, pero hay que llevarla», afirma Natalia Molina, que dice que ha llegado de Bilbao de vacaciones y que en Andalucía cuesta más llevar la prenda. «Es por el calor. Allí no hace tanto y se lleva mejor, pero aquí es más asfixiante», remarca esta bañista, que al llegar a la playa ha preguntado a los socorristas cuándo se podía quitar la mascarilla. «Me han dicho que la tengo que llevar cuando pasee o me mueva, que mientras esté en el agua o en la toalla tomando el sol no es necesario», remarca Molina.

En el mismo punto, la senda litoral la patrulla la Policía Local. «Que coñazo. Nos han parado y nos ha advertido que si no nos ponemos la mascarilla no van denunciar», explica un malhumorado paseante al teléfono, que se los ha encontrado y no llevaba puesta la prenda para evitar que se propaguen los contagios por coronavirus. Si no se cumple con la normativa son 100 euros de sanción. Es algo que también recuerdan los vigilantes de las playas a todos los usuarios.

Mientras uno de los socorristas regaña una pareja de extranjeros que pasea junto al agua con la mascarilla en el codo, el vendedor del «top-manta» muestra su abanico de recursos con la prenda puesta para evitar contagios. En los chiringuitos cercanos los bañistas la usan cuando llegan a reservar una sombrilla o cuando van a por una bebida. «Suelen respetar las normas, pero siempre hay alguno al que se lo tenemos que recordar», asevera Tatiana Smorodinova, una de las camareras del chiringuito Nacho, quien también remarca que con el calor «es muy molesto trabajar con mascarilla».

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